En la zona andina del Perú, más del 90% de los habitantes consumen cebada en diversas formas, pero muy especialmente en la sopa de morón. Se llevó a cabo un estudio sobre longevidad andina en 2016 y se observó que las personas más longevas de los Andes tenían como alimento principal la cebada.

En el corazón de Asia, la dieta tibetana se ha basado durante milenios en dos alimentos: tsampa y té con mantequilla de yak. La tsampa se elabora con harina tostada de cebada (similar al gofio canario), que se mezcla con el citado té para hacer una pasta de gran valor nutritivo.

Cuando se consume como un grano entero, la cebada es una fuente particularmente rica de fibra, manganeso y selenio. También contiene buenas cantidades de cobre, vitamina B1, cromo, fósforo, magnesio y niacina.

Para bajar de peso es excelente, ya que la cebada puede reducir el hambre y promover sensación de saciedad, lo que puede conducir a la pérdida de peso con el tiempo. Esa disminución del hambre se debe en gran medida a su alto contenido de fibra.

Por otro lado, investigadores del Reino Unido descubrieron que una dieta rica en fibra de granos enteros, como la cebada, ofrecía una reducción de hasta un 50% en el cáncer de seno.

Un estudio de la Universidad de Lund en Suecia muestra que la cebada puede mejorar rápidamente la salud de las personas al reducir los niveles de azúcar en la sangre y, como consecuencia disminuir el riesgo de desarrollar diabetes. El secreto radica en la mezcla especial de fibras dietéticas que se encuentra en la cebada, que también puede ayudar a reducir el apetito y aminorar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Otra forma de consumir este alimento es mediante el café de cebada, creado por los italianos. Los granos de cebada se tuestan y muelen igual que los del café, por lo que es ideal para todos aquellos que no pueden consumir cafeína, y además favorece la digestión y nos ayuda a evitar el estreñimiento. Esta bebida es excelente para la temporada de frío.