La comida chatarra es alta en calorías, baja en nutrientes y, a menudo, procesada con ingredientes poco saludables. Por lo general, contiene exceso de azúcar, sal y grasas no saludables, y carece de vitaminas, minerales y fibra esenciales. Su consumo se asocia a una variedad de problemas de salud, que incluyen obesidad, enfermedades cardíacas, diabetes, entre otras.

Durante la Revolución Industrial, la demanda de alimentos prácticos para las personas que laboraban largas horas en fábricas, popularizó alimentos fáciles de transportar y consumir, como las papas fritas y las salchichas.

Con el advenimiento de la publicidad y la televisión, se popularizaron alimentos altamente azucarados como refrescos y cereales para el desayuno, promoviéndolos como opciones convenientes y deliciosas.

Los alimentos icónicos de comida chatarra incluyen comidas rápidas, dulces, gaseosas, papas fritas, alimentos fritos y bocadillos procesados, gaseosas, hamburguesas y barras de chocolate.

La invención de técnicas modernas de procesamiento de alimentos, como la hidrogenación y los saborizantes artificiales, ha permitido la creación de alimentos chatarra aún más adictivos y poco saludables.

Para evitar los efectos negativos para la salud de la comida chatarra, se recomienda limitar su consumo y centrarse en consumir alimentos integrales ricos en nutrientes, como frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables.