Las palabras tienen la capacidad de sanar y reconfortar, así como también pueden herir y dañar. Cuando se usan con compasión, empatía y positividad, las palabras pueden tener un impacto profundo en el bienestar emocional y mental de las personas.
Somos lo que pensamos y más si lo declaramos con palabras. Seremos tan felices como nuestra opinión de nosotros mismos nos lo permita. Por esta razón, debemos tener precaución y cuidado con aquello que nos decimos.
Las palabras que elegimos usar para describir nuestras experiencias y pensamientos pueden influir en cómo interpretamos y procesamos lo que nos sucede. Si usamos palabras derrotistas, es más probable que veamos la situación desde una perspectiva pesimista. En cambio, si usamos palabras positivas y esperanzadoras, es más probable que encontremos oportunidades y soluciones.
Aquí hay una lista de frases con un efecto sanador:
Cada día me siento mejor.
Me siento bendecido.
Estoy alegre.
Todo está bien.
Gracias.
La Biblia está llena de frases de sanación, Jesús es el sanador por excelencia:
- Para el que cree, todo es posible. Marcos 9:23
- Al oír esto, Jesús le dijo a Jairo: —No tengas miedo; cree nada más, y ella será sanada. Lucas 8:50
- Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino. Marcos 10:52
- Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos. Proverbios 17:22.