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Gimnasia cerebral: La clave para tu salud mental

El cerebro es probablemente el órgano más importante del cuerpo humano. Es el recipiente y el facilitador de la men­te, el centro decodificador de los sentimientos, las ideas y la experiencia. Además, es el lugar donde se conjuga el funcionamiento sincronizado de todas las partes de la ma­quinaria humana.

Los seres humanos suelen olvidar lo necesario que es ejercitar a diario nuestro órgano mental, lo que significa entrenarlo, retarlo y potenciarlo. Se trata de todo un sistema de gimnasia cerebral que asegura una mayor claridad de pensamiento, como consecuencia de un mejor funcionamiento basado en un impecable régimen alimenticio.

 

Entre los nutrientes que mejoran el funciona­miento del cerebro, el primero es el oxígeno.

Para que el cerebro esté bien oxigenado, necesita activi­dad física y una buena alimentación. Este es el único modo de mejorar sus funciones. Luego están los nutrientes del mundo natural. Curiosamente, tanto las nueces como las pecanas tienen una forma particular que se asemeja los dos hemisferios cerebrales. ¿Indicará esto su importancia? El hecho es que hay que comer por lo menos tres de cada una de manera interdiaria.

 

También se deben consumir dos cucharaditas dia­rias de sacha inchi, el maní de los incas, porque contiene omega 3, que ayuda al mejor funciona­miento del cerebro.

La lecitina de soya también es muy buena, ya que aproxi­madamente el 30 por ciento del cerebro la contiene y sirve para que la grasa no se acumule en el cuerpo.

Por otro lado, el arroz es el segundo nutriente más importan­te después del oxígeno, porque se convierte en glucosa y potencia la memoria.

La vitamina B6, también impor­tante, se encuentra en el germen de trigo, las castañas y el ajonjolí, que contiene fósforo asimilable. Además, los cereales como la kiwicha contienen la arginina, que nutre el cerebro.

 

Otra forma de recuperar la memoria es comer cereales y sustituir el azúcar, tanto blanca como ru­bia, por chancaca, miel de caña o miel de abeja.

La sopa con mote es recomendable. Además, el kion, el ajo y la cañihua mejoran la circulación cerebral. La manzana alcaliniza el organismo y además contiene vitaminas que estimulan el funcionamiento del cerebro. Se puede ingerir cocida o en extracto, pero siempre pelada.

 

Son importantes las vitaminas C, B6 y B12, también la B3 (germen de trigo, levadura de cerveza), el calcio, el cobre y el yodo (presente en las algas). También el magnesio, el zinc, el manganeso y, como dijimos antes, la lecitina de soya, las algas, el ajonjolí, las pecanas y las castañas.

La memoria juega un rol preponderante en el cerebro. Ambos hemisferios cerebrales están unidos por el cuerpo calloso y cubiertos por un tejido viscoso. Esa sincronía se encuentra también en el movimiento ocular. Cuan­do leemos, los ojos se mueven de derecha a izquierda, conectando y conjugando el hemisferio creativo con el racional, en un movimiento que hace posible la decodificación y la retención de la información leída. Como es lógico, la memoria y el estudio están íntimamen­te relacionados.

 

Para estudiar adecuadamente, es necesaria una buena postura: columna recta y brazos abiertos, como si uno fuera una antena. Está comprobado que la postura mejora la concentración y la memoria en un 50 por ciento.

Hay que evitar comer antes de estudiar, ya que ni se digiere ni se aprende, y en algunos casos hasta podemos generar una gastritis.

 

Como ejercicios para oxigenar y optimizar el funcionamiento cerebral, recomendamos las siguientes actividades prácticas y fáciles de realizar:

  1. Usa la mano derecha si eres zurdo o la izquierda si eres diestro: activa respectivamente tus hemisferios iz­quierdo y derecho.
  2. Caminar sin zapatos descarga nuestro punto de tierra.
  3. Para una buena lectura, el libro debería estar un poco elevado como el atril de los músicos, porque evita la tensión de los músculos.
  4. Usar resaltador para marcar textos interesantes, pro­ducir resúmenes y hacer fichas.
  5. Otro ejercicio consiste en poner la mano izquierda en un árbol y la mano derecha en la cabeza, y luego respirar profundamente.

 

Como sabemos, la inteligencia tiene que ver con el uso y la potenciación del ingenio, es decir, nuestra capa­cidad de creación, imaginación y raciocinio. Por ello, es necesario despejar nuestra mente y prepararla para el estudio, así lograremos el objetivo de estimular la inteligencia.

 

Los maestros deben darse cuenta de que cum­plen un rol fundamental en el desarrollo de la in­teligencia de sus alumnos. Hay estimularlos sin autoritarismo ni agresividad, sino más bien usando todo tipo de sutilezas para establecer positivamente el canal que les permita traspasar sus conocimientos.

Los profesores deben lidiar con el sueño que invade a sus estudiantes, precisamente con ingenio e imaginación. Busquen mejorar su memoria y su atención con creatividad, estimulando las múltiples inteligencias de sus alumnos, es de­cir, la inteligencia emocional, racional, creativa, sensorial y moral. A los alumnos hay que apoyarlos, aconsejarles cómo optimizar su dieta (comer más arroz integral o ajonjolí) y practicar algún deporte, actividades cuyo fin no es otro que mejorar el funcionamiento del cerebro, el recipiente y facilitador de la inteligencia.

 

CONSEJOS

  • Despierta por las mañanas y trata de recordar los sueños de la noche anterior. La memoria ayuda a desarrollar la inteligencia.
  • Estimula tus sentidos y tu imaginación con la música, que tiene la facultad de traer al plano consciente los recuerdos más vagos y antiguos.
  • Escribe. La escritura es un ejercicio de coordinación y orden mental.
  • Lee. La lectura nos recompensa potenciando el intelecto y la capacidad de raciocinio.
  • Dibuja. La creación de formas y figuras -sean abstractas o concretas- mediante el trazo y el color ayuda a la coordinación y afina la sensibilidad.
  • Enseñar y aprender son actividades dialécticas que potencian el intelecto.
  • Respira y medita. Aprender a respirar significa mejorar la oxigenación del cerebro (recordemos que el oxígeno es su mejor nutriente). Si lo acompañas con meditación, entonces el efecto será aún más profundo.
  • Realiza ejercicios y/o practica algún deporte. Está comprobado que una mayor oxigenación depende del mejor funcionamiento de los pulmones, el sistema nervioso y el sistema cardíaco.
  • Aliméntate bien. Un buen régimen alimenticio asegura el mejor funcionamiento de los órganos y aumenta la capacidad de oxigenación.
  • Descansa. La relajación ayuda a la claridad mental y permite el control positivo de las emociones.

 

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