En nuestra vida diaria, a menudo estamos inmersos en entornos urbanos y tecnológicos, alejados de la belleza y serenidad de la naturaleza. Sin embargo, cada vez más investigaciones demuestran que el contacto con la naturaleza tiene un impacto en nuestra salud y bienestar. Desde reducir el estrés y la ansiedad hasta mejorar la salud mental y física, la naturaleza tiene un poder curativo que merece nuestra atención.

Varios estudios respaldan estos hallazgos. Por ejemplo, vivir cerca de espacios verdes se vincula con una vida más satisfactoria y menor riesgo de trastornos mentales. Además, salir al aire libre y participar en caminatas o jardinería puede elevar la autoestima, aumentar la concentración y disminuir la ansiedad y la depresión.

El estudio, "Exposición a la Vegetación y Mortalidad en un Estudio de Cohorte Prospectivo a Nivel Nacional en Mujeres (2016), encontró que las mujeres que vivían en áreas con mayor vegetación tenían un riesgo de mortalidad más bajo, especialmente por enfermedades respiratorias y cáncer. El efecto protector de la vegetación también se relacionó con una mejor salud mental.

Otro estudio de 2018 sugirió que una mayor exposición a espacios naturales, como parques y bosques, se asoció con una menor prevalencia de hipertensión arterial en adultos.

Y en 2015 una investigación destacó cómo el contacto con la naturaleza puede mejorar la atención y la función cognitiva. Las personas que pasaron tiempo en entornos naturales mostraron un mejor rendimiento en tareas de memoria y atención en comparación con aquellos que estaban expuestos a entornos urbanos.

Estos estudios son solo una muestra de la amplia investigación que respalda los beneficios del contacto con la naturaleza para la salud.