¡Amigo, la música, es un idioma universal! Entonar una canción hace bien al corazón. Pero “¿sabes cuál es tú música?” Le pregunté a la doctora Vania Vásquez, y ella me contestó: “pues Mozart”, “¡No!” le dije, “¿Cuál es tu música?”, no me contestó; entonces le dije, “tu música es -Vaaniaaa-”; ¡Esa es su música! Entonces Mercedes me dijo: “entonces mi música es Meche”; “¡No!, tu música es -Merceeedesss-”. O sea ¿mi música cuál es? “José Luissss”. ¿Te das cuenta?, no es el sobrenombre, no es Pepe, ni Meche; porque tu música es tu vibración; “personalidad” es sonido “per se”, tu sonido.

Cuando al paciente le ofrezco una vela, le digo, “mire la vela, respire”, prendo el palo santo, y le pongo música suavecita del OM, sonido del Universo que tiene poderes impresionantes. Le cubro los ojos, y le digo, "ahora susurre su nombre”, y comienzan a decirlo despacito. En 3 minutos me dicen: “doctor qué maravilla, siento una paz”; ¡claro!, porque ese es tu sonido original; no es el sobrenombre, no es Pancho, es Francisco; no es Techi, es Teresa; no es Coco, es Jorge; o sea, es un sonido, y eso está estudiado, la musicoterapia; tu sonido es tu propio nombre. Si es compuesto es mejor decirlo compuesto: “José Luis”, “Pedro Pablo”, etc.

Las palabras tienen significado y los nombres tienen poder. Históricamente, los nombres han servido como huella digital de la identidad del ser humano. Nuestro nombre tiene una resonancia de sonido que es poderosa para el oído, pero también tu nombre tiene un significado que te define. Si bien el apellido hace referencia a la herencia, el nombre de pila es el sello de la identidad personal. Hay un tesoro en tu nombre y ese tesoro es su significado. Busca el significado de tu nombre, pregunta a tus padres por qué eligieron ese nombre. Pronuncia tu nombre con amor.
¿Cuál es tu música? ¡Tu nombre!